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lunes, 23 de mayo de 2011

LA PAZ SEGÚN EL DALAI LAMA

                                                                          

                       LA PAZ SEGÚN EL DALAI LAMA

“La verdadera paz se puede lograr con la paz mental”
El Dalai Lama, sobre la paz, nos hace estos comentarios: “Desde que China invadió Tíbet en 1949-51, 1.2 millones de tibetanos, un quinto de la población, han perdido sus vidas. Por 42 largos años, hemos luchado por mantener nuestra causa en pie y preservar nuestra cultura budista de no-violencia y compasión. Sería fácil sentir rabia ante estos eventos, sentir absoluto odio hacia las autoridades chinas, identificarlos como nuestros enemigos, incluso podríamos con todo derecho condenarlos por su brutalidad y calificarlos como no merecedores de ninguna atención o consideración. Pero esa no es la manera budista. Y, como los eventos recientes han demostrado tan claramente, esa no es la manera de alcanzar la paz y armonía.”
PARA EL DALAI LAMA, “SIN PAZ INTERIOR, POR MUY CONFORTABLE QUE SEA LA VIDA MATERIAL, SE ESTARÁ PREOCUPADO, MOLESTO O TRISTE POR DIFERENTES CIRCUNSTANCIAS.”
“Los enemigos son justamente nuestros más valiosos maestros. Esta no es sólo una enseñanza fundamental en el Budismo, es un hecho demostrable en la vida.
Mientras nuestros amigos nos pueden ayudar de muchas maneras, sólo nuestros enemigos nos pueden proporcionar el desafío que necesitamos para desarrollar tolerancia, paciencia y compasión. Estas tres virtudes son esenciales para formar carácter, desarrollar paz mental y proporcionarnos verdadera felicidad.”
“En el Cristianismo existe una inspiradora enseñanza sobre poner la otra mejilla cuando se es golpeado por el enemigo, este mismo ideal yace en la filosofía budista.
Mediante una práctica sistemática podemos desarrollar una tolerancia tan poderosa que cuando un enemigo ataca, sentimos real aprecio por esta acción, pues nos ha proporcionado una oportunidad de crecimiento. Nos sentimos tranquilos, libres de rabia y odio, y vemos claramente la fuerza que gatilla su acción. Podemos sentir genuina compasión por el triste destino que éste se ocasiona como resultado de su conducta dañina.”
“En los buenos momentos y en los difíciles también, los tibetanos intentamos mantener nuestra salud espiritual y nuestro buen humor, recordando que todas las personas, ya sea que nos dañan o ayudan, son finalmente nuestros amigos. A menudo le digo a los tibetanos que mientras recordemos estas verdades fundamentales, somos realmente invencibles. Nuestra determinación nunca morirá, y eventualmente seremos capaces de ayudar a nuestros amigos en China también.”
“Creo firmemente que las relaciones entre la gente y las naciones deben basarse en el entendimiento humano. Solamente, compartiendo las ideas de manera amable seremos capaces de encontrar las soluciones para los tantos desafíos que la comunidad global enfrenta hoy en día. En este contexto, creo que el mundo debe incluir a China en el momento que se muestre deseosa de participar en la comunidad internacional de manera constructiva. Pero si persiste en violar las normas fundamentales del comportamiento civilizado, no debe ser consentida como un niño mal criado. China debe hacerse responsable de sus acciones como miembro responsable de la Comunidad Europea.”
“El deseo de que todos los seres sensibles que no son felices puedan serlo es el estado mental llamado amor universal, y el deseo de que los seres sensibles se vean libres de sufrimiento se llama compasión. Estas dos meditaciones se pueden emprender conjuntamente, hasta que se produzca un cierto efecto o cambio en nuestra mente. La fuente de todas las desgracias es el apego al “Yo”, a él es al que se ha echar la culpa de todas las desgracias. Es muy natural, debido a nuestro fariseísmo, que normalmente culpemos a otros cuando pasa algo que no nos gusta, como problemas, sufrimientos y demás. Inmediatamente culpamos a los demás, pero si pensamos con realismo acabamos descubriendo que todos los problemas y experiencias indeseables se producen por el tipo de cuerpo que hemos asumido, un cuerpo que está contaminado y que es producto de acciones e ilusiones engañosas.”
“Dado que sois iguales a los demás en el deseo innato de felicidad y en el derecho natural a la felicidad y a la fortuna, la diferencia estriba en el número de seres implicados. Cuando se habla del bienestar de uno mismo, se trata sólo de uno; mientras que cuando se habla del bienestar de los demás, se trata de un número infinito de seres.
Naturalmente, el bienestar de los demás es mucho más importante que el vuestro. A través de la práctica de dar y tomar, alcanzaréis un estado en el que veréis así las cosas espontáneamente.”
“La esencia de la práctica del dharma es introducir una disciplina dentro de la mente, un estado mental libre de odio, de codicia y de intenciones dañosas. Por eso todo el mensaje de la buddhadharma se podría resumir en dos breves frases: “Ayuda a los demás” y “si no puedes ayudarles, al menos no les hagas daño”. Es un grave error pensar que aparte de esa disciplina de las facultades físicas y mentales hay algo más llamado “la práctica del dharma”. El Buda enseñó en las escrituras métodos diversos, y
divergentes en algunos casos, para conseguir esa disciplina interior.”
“Puesto que todos compartimos este pequeño planeta, tenemos que aprender a vivir en armonía y paz entre nosotros y con la naturaleza. Esto no es solamente un sueño, sino una necesidad. Dependemos los unos de los otros en tantas cosas que ya no podemos vivir en comunidades aisladas, ignorando lo que ocurre fuera de ellas. Cuando nos encontramos con dificultades necesitamos ayudarnos los unos a los otros, y debemos compartir la buena fortuna que gozamos. Les hablo solamente como otro ser humano, como un sencillo monje. Si encuentran útil lo que digo, espero que intenten practicarlo.”
“La comprensión de que somos básicamente seres humanos semejantes que buscan felicidad e intentan evitar el sufrimiento, es muy útil para desarrollar un sentido de fraternidad, un sentimiento cálido de amor y compasión por los demás. Esto, a su vez, es esencial si queremos sobrevivir en el, cada vez más reducido, mundo en el que vivimos. Porque si cada uno de nosotros buscamos egoístamente sólo lo que creemos que nos interesa, sin preocuparnos de las necesidades de los demás, acabaremos no sólo haciendo daño a los demás, sino también a nosotros mismos. Este hecho se ha visto claramente a lo largo de este siglo. Sabemos que hacer una guerra nuclear hoy, por ejemplo, sería una forma de suicidio; o que contaminar la atmósfera o el océano para conseguir un beneficio a corto plazo, sería destruir la base misma de nuestra supervivencia. Puesto que los individuos y las naciones están volviéndose cada vez más interdependientes, no tenemos más remedio que desarrollar lo que yo llamo un sentido de responsabilidad universal.”
La verdadera paz con nosotros mismos y con el mundo a nuestro alrededor, sólo se puede lograr a través del desarrollo de la paz mental. La clave es la paz interior: si se tiene paz interior, los problemas externos no afectarán el profundo sentido de paz y tranquilidad.



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