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viernes, 6 de mayo de 2011

La influencia del sexo en nuestra existencia

                                    INTRODUCCIÒN
Queremos entregar en la presente edición de la Revista GNOSIS, algo que realmente ayude a la humanidad a zanjar uno de los problemas más hoscos en la vida de la
gente actual, como es la sexualidad; y para esto hemos invitado al V. M. SAMAEL
AUN WEOR para que nos platique sobre en esta cuestión, de la sexualidad
trascendente.
Las respuestas de este sabio la enviamos
esencialmente a las parejas de jóvenes que se encuentran cruzando el paso normal del
noviazgo, y que están comprometidos como seres humanos con principios éticos, aspirando llevar a cabo la anhelada boda, y que ávidos esperan el día en que se consuma.
Por supuesto, también las dirigimos a las parejas casadas que no han tenido acceso una cátedra prematrimonial cabal, o a quienes no
están satisfechos con sus relaciones sexuales en su unión matrimonial.
Y en general, están dirigidas a todo tipo de guías, mentores, profesores, para que conozcan la majestad gnóstica cristiana del sexo y, en particular a los que estudian las enseñanzas gnósticas para que las tomen como guíaen el ajuste sexual de su matrimonio.
Aconsejamos además, que la pareja de esposos lean estas respuestas, reflexionen sobre las ideas que se expresan en éstas, para que así puedan consolidar sus discernimientos referentes a sus propias prácticas sexuales, y promuevan en ellos la confianza íntima, para que puedan comprender más a fondo la relación que existe entre
el sexo y la vida cristiana, capacitándose para ayudar a cualquier pareja que esté previendo casarse o parejas en matrimoniadas que puedan estar cometiendo errores en sus experiencias sexuales y se estén desviando hacia la separación y el divorcio.
Cada respuesta dada por este Gran Maestro nos permite mirar de frente y mesuradamente la sexualidad.
Desde un punto de vista nítidamente científico, se debe a Sigmund Freud y a sus mejores discípulos como Adler y Jung, la primeras nociones acerca de la importancia de la sexualidad en el proceder humano; y las publicaciones de este grupo de investigadores incitó el estudio de los tabúes sexuales de manera formal, amén de otros
aspectos de la vida social que tienden a identificar la vida sexual de los humanos con lo pornográfico, vergonzoso y meritorio de desprecio, que debe vivirse oculto,tímidamente en las sombras.

Los escudriñamientos científicos de estos hombres han dado como resultado un gran adelanto en lo que respecta a la valoración natural y decorosa de la función sexual, llegando a estudiar los distintos métodos psico-físicos para alcanzar el goce en el acto sexual. Sin embargo, la humanidad sumida en la más crasa ignorancia por tener la Conciencia dormida, ha acusado a Freud (debido a que mostró todas las dimensiones del mundo del sexo), de pornográfico, de “perverso sexual”; pero quienes así piensan están auto señalándose sus complejos, pasiones, y temores al sentirse desnudos, descubiertos frente a la irrupción de una ciencia sexual extraordinaria; gracias a esta ciencia podemos hoy analizar, el comportamiento sexual anormal del hombre actual, que ante éste, su conducta sexual es peor que el de las bestias de la naturaleza…
En las respuestas que usted, caro lector, encontrará en las preguntas hechas a este Súper-hombre moderno, podrá percatarse que la sexualidad es una función vital que supera a todas las demás (respiración, alimentación, micción, etc.), pues repercute profundamente sobre la esfera psíquica o anímica del individuo. Además, caerá en cuenta que es imposible negar el gran influjo de la sexualidad en la vida humana, y que nadie en absoluto es ajeno a esa influencia. Y se pondrá de manifiesto que a lo largo de nuestra civilización lo sexual se ha ido ocultando y muchas veces maquillando con instrucciones falsas que han conseguido desvirtuarla.
Sin duda alguna, la sexualidad ha sido reprimida de manera letal desde el momento en que los infra sexuales, o enemigos del sexo, concibieron la absurda idea que cualquier estímulo sexual es pecaminoso y así se originó en el ser humano el permanente recelo de caer en el pecado sexual, hasta el extremo de presentar el sexo
como un tabú del que no ha podido emanciparse del todo, suscitando con esta concepción miles de aberraciones, perversiones o sexopatías sexuales que con la decadencia ética del ser humano se consideran normales como son el homosexualismo,
el lesbianismo, la masturbación, la zoofilia, etc., etc.
Esta desviación del significado de la vida sexual en gran parte se debe a los mal llamados “religiosos”, “filtrados” en todos los credos importantes de este mundo, pues, ellos, sabedores del poder de la fuerza sexual, pero inconscientes de cómo manejarla, manipularon en la grey costumbres sexuales equivocadas, con la finalidad siniestra de
controlar a sus partidarios; de ahí la importancia primordial de los tabúes sexuales en toda teología organizada.
El mito bíblico de Adán y Eva que fueron expulsados del paraíso y cayeron en los dolores y sufrimientos de la vida, alegoriza exactamente de cómo pasamos del gozo
divino sexual a la fornicación o descargue seminal. Comer la “Fruta Prohibida” no es
más que la caída en la lujuria, en la generación animal, en la pasión sexual, en la bestialización del acto más sagrado, abandonando la Supra sexualidad, que nos mantenía y nos puede mantener, pues nadie nos ha impedido en retornar, al jardín de las delicias que se experimenta cuando la pareja evita la eyaculación y el orgasmo, para evitar caer en el plano del cansancio y del aburrimiento matrimonial…
Por la fornicación y el orgasmo, las parejas sienten vergüenza y comienzan a mirar con temor la causa de la desilusión, en este caso: los órganos sexuales, que en el Edén eran sagrados, pero que al perder su potente energía, comenzamos a verlos como sospechosos que nos lleva al pecado o al error. Incuestionablemente, la fornicación y el orgasmo traen desgano y disgusto, cuestión que ocasiona malas miradas al instrumento de placer, en ese momento se inicia “el enfriamiento” que termina en inapetencia, decepción, animadversión y separación.
                                                                                 Continuará...

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